jueves, 19 de noviembre de 2009
Una de las grandes causas o razones para ser “infiel”, es la aventura, la atracción sexual directa, la necesidad o deseo de vivir nuevas experiencias y las ganas de salir de la rutina.
En el caso de los hombres la razón fundamental es demostrarse a sí mismo su capacidad eréctil y en el caso de las mujeres una gran mayoría es, inducida por el hombre, por falta de satisfacción emocional, por despecho, por la burla que experimenta, que fue objeto, por sentirse ignorado en su intimidad como mujer.
En los últimos años la infidelidad aparece también en gran escala en las mujeres, sobre todo ahora que ya una gran parte de ellas se incorporan a la vida productiva -económicamente hablando- y no tienen que depender del hombre, sienten entonces el derecho de ejercer su sexualidad con mayor libertad, la diferencia -al menos en nuestro entorno- es que la mujer no lo anda pregonando como el varón, por el contrario, guarda suma discreción.
• El sentimiento de culpa es una de las principales consecuencias. La culpa la siente tanto el miembro de la pareja que ha sido infiel como el engañado, ya que este último se culpa por no haber sabido retener a su lado al cónyuge. También siente culpa el tercero.... Estos sentimientos llegan a ser muy intensos y pueden provocar la necesidad de confesar la infidelidad a la pareja, sobre todo en las mujeres. Los hombres tratan de hacer otro tipo de acciones para disminuir esa culpa, por ejemplo, son más amables, arreglan cosas en el hogar, compran un bonito regalo, etc.
• Distanciamiento.
• Falta de confianza.
• Enfados y peleas frecuentes.
• Agresión verbal, psíquica y hasta física.
• Infidelidad del otro como venganza.
• Ruptura de la relación.
• Repercusión negativa en otros miembros de la familia.
• Perdida de la gracia con Dios
• Conflictos por el dinero y la herencia en el caso de que hubiesen hijos extra matrimoniales.
• Pérdida del prestigio personal ante los amigos conservadores.
• Angustia, tristeza, temor, y falta de rendimiento en el trabajo o en las tares diarias.
EDITADO POR :
LUIS FABIAN LLICA VILLARROEL
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